Conversar, el mejor camino para aclarar las dificultades.

Una sorpresa que me he llevado en el trabajo como psicóloga es que la gran parte de los problemas que indican los consultantes vienen de no haber sido capaces de tener conversaciones, que hoy llamamos difíciles, porque son delicadas, tocan temas de los valores personales o tienen que ver con los acuerdos hechos en la familia y la pareja.

Al no tenerlas, los temas se crecen y los problemas se vuelven más graves, hasta el punto de que la única salida es terminar con el trabajo, la carrera, el matrimonio o hasta la vida.

Si nunca se creó el hábito de conversar en familia, pareja, equipos de trabajo o estudio, y llega una traición, una mentira, una estafa o algo que toca las fibras del alma, entonces sugiero: Escriba lo que está sintiendo y lo que necesita que suceda para tranquilizarse.

Programe una cita con quien necesita conversar y elija un espacio neutro para ambos, donde se pueda hablar y si las cosas se ponen tensas, que puedan irse.

Concéntrese en el tema y explique lo que significa para usted. Escuche lo que dice la otra persona y observe su lenguaje corporal, podrá ver allí si hay temor, vergüenza, excusa real o miedo.

A veces las palabras no dicen todo y el cuerpo ayuda con su lenguaje. Trate de que haya una conclusión y algún acuerdo; si no se logra, al menos que la otra persona tenga claro lo que usted siente.

La conversación es el mejor camino para aclarar las diferencias.