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El camino a la verdad y la esperanza

Informe de la Comisión de la verdad desnuda la brutalidad e ignominia de la sociedad y revela lo que no debe ocurrir nunca más.

28 de junio de 2022 Por: Ayda María Martínez

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EFE

La construcción de la verdad es un camino tan doloroso como necesario para ver a nuestra sociedad a los ojos, buscar la reparación y la sanción, así como emprender el camino de los procesos de reencuentro, reconciliación y de consolidación de la paz. Si bien, las verdades son incómodas, es un proceso que exigen las víctimas como un derecho.

Por ello, ayer cuando el presidente de la Comisión de la Verdad de Colombia, el sacerdote jesuita Francisco De Roux, presentó el informe, no sólo señaló con nombre propio a los actores involucrados, sino que llamó a cada colombiano a no postergar la paz y a ver en el esclarecimiento de los hechos, un camino a la esperanza y a un mejor futuro.

“No podemos postergar el día en que la paz sea definitivamente un deber”, dijo en la presentación del informe final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición.

El Teatro Jorge Eliécer Gaitán, de Bogotá, pasó de momentos de incertidumbre, a algunos de alegría cuando De Roux mostró al público la publicación del resultado del trabajo de tres años y medio, y de lágrimas, por tantos años de brutales asesinatos, de vidas perdidas que nunca debieron ser sacrificadas para la guerra.

Se trata de más de 4.000 testimonios recogidos en todo el territorio nacional que configuran un “mensaje de verdad para detener la tragedia” de un conflicto en el que el 80 % de las víctimas fueron ciudadanos, especialmente en zonas con baja presencia del Estado, que fueron estigmatizados por ser campesinos, indígenas o, en general civiles que no formaban parte del conflicto.

Se trata de dos de los capítulos del informe final, contenido en 500 páginas, para el que la Comisión tiene plazo hasta 29 de agosto para finalizar y socializarlo. Un relato que eriza la piel de cada colombiano, que se encuentra de frente con la brutalidad y la ignominia de la que es capaz como sociedad.

“Facilitará una especie de terapia colectiva, de ejercicio psicosocial, de reconocimiento de verdades, hechos que sucedieron en el marco del conflicto en una perspectiva de sanación, paz y reconciliación. Los problemas no se superan sino desentrañando las problemáticas de su base. Es necesario desentrañar qué fue lo que sucedió, sus actores, sus responsabilidades, sus dinámicas, sus consecuencias, los compromisos de organizaciones irregulares, sectores institucionales, etc”, afirmó el director de la Fundación Cultura Democrática (Fucude), Álvaro Villarraga, quien dirigió la Dirección de Acuerdos de la Verdad, mecanismo de esclarecimiento de la verdad sobre la incursión paramilitar.

¿Porqué es clave este paso para la sociedad colombiana pese a lo difícil de ver a la cara el dolor generado por el conflicto? La respuesta debe quedar en la mente y en el corazón de cada uno de nosotros: propiciar el conocimiento suficiente de las causas de una guerra de más de 60 años, nos evitará repetir los hechos que no queremos vivir ¡Nunca Más!

 

Colombia no quiere venganza sino paz

El presidente electo, Gustavo Petro, al recibir ayer el informe de la Comisión de la Verdad valoró la verdad como una herramienta para el diálogo y la reconciliación y no para la venganza.

Petro recibió las recomendaciones recogidas en el informe final de la Comisión de la Verdad para indicar que este esfuerzo “no puede ser considerado (...) un espacio de venganza, como si fuera una extensión de las armas vueltas palabras, vueltas ideas, vueltas concepciones e interpretaciones” de lo que pasó.

Al contrario, debe ser mirado como “la posibilidad de una reconciliación, de la convivencia nacional, social, de la paz”, especialmente en el “clima de paz” creado en la política “por decisión misma de la ciudadanía”, dijo.

Aseguró que “hay expectativas de paz, de una paz grande (...) integral; de la posibilidad de pasar a una era de paz en la historia de Colombia” que no signifique “simplemente cerrar unos conflictos para que empiecen nuevos conflictos armados, sino para que desaparezca el uso de las armas como el instrumento que desdice de las posibilidades del acuerdo, como el instrumento de la venganza”, agregó.

“Cuántos procesos de paz hemos firmado, y cuántas veces hemos vuelto a la violencia”, cuestionó Petro, para asegurar que “cortar definitivamente los ciclos de la violencia implica (...) cortar los ciclos de la venganza”. Las sociedades “siempre tendrán conflictos, esa es la esencia del ser humano: la diversidad, las diferencias. Pero el conflicto no puede ser sinónimo de la muerte”.

 

Recomendaciones

“Escuchar con el corazón abierto y entender las razones del conflicto”, fue una de las peticiones de De Roux quien pidió “avanzar en un consenso” general sobre las transformaciones a emprender para superar los factores que han permitido que el conflicto persista y se reproduzcan los ciclos de violencia. Reconocer a las víctimas en su dolor, dignidad y resistencias, reconocer la injusticia de lo vivido, y el trauma colectivo que compartimos, así como construir la paz sobre la base de la implementación integral del Acuerdo Final de Paz, honrando los compromisos asumidos.

 

Sobre ‘falsos positivos’

¿Cómo nos atrevimos a dejar que pasaran los ‘falsos positivos’ y cómo nos podemos atrever a permitir que continúe?

Si hubieran sido 10 sería gravísimo, si hubieran sido 100 sería para exigir el cambio de un Ejército ¡Fueron miles!”

El sentir de los soldados que disparaban era de hacer lo que la institución quería, por los incentivos y presiones.

¿Por qué no lo hicieron antes cuando eran tantas las denuncias? interrogó sobre las expulsiones de militares

“Se hubiesen evitado cientos de crímenes, más de mil familias han puesto en la Comisión el dolor y la indignación”.

"El daño por este crimen de Estado a la ética pública es inconmensurable y tiene efecto devastador en niños y jóvenes”.

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